Es bello nuestro país y es bella América. ¿Qué lugares reconoces? ¿Has viajado a alguno de ellos? ¿Sabes que tenemos una historia común?
06 de agosto: BATALLA DE JUNÍN
MUY IMPORTANTE PARA LA CONSOLIDACIÓN DE NUESTRA INDEPENDENCIA.
Tres años después de la declaración de la independencia del Perú por San Martín (1821), las fuerzas realistas españolas aún mantenían bajo su ocupación la sierra central y sur del país; Simón Bolívar se dirigió con sus llaneros hacia ellas con el fin de enfrentarse al veterano ejército comandado por el general José de Canterac. El 6 de agosto ambas fuerzas se encontraron en la pampa de Junín, al sur del lago de este nombre y al noroeste del valle de Jauja. El enfrentamiento, se dio alrededor de las tres de la tarde, fue un encuentro de caballería: la patriota que era la vanguardia de Bolívar y la realista que era la retaguardia de Canterac.
El choque fue feroz. No se oyó un solo disparo, ya que la batalla de Junín se libró enteramente a punta de sables y bayonetas, y las lanzas de los llaneros venezolano. Fue un combate al arma blanca que duró tres cuartos de hora; no se disparó ni un solo tiro. La veterana caballería de Canterac comenzó a cobrar ventaja y el Libertador, Simón Bolívar vislumbrando su derrota, tomó las precauciones para iniciar una prudente retirada.
Pero estando así las cosas, el mayor peruano Andrés Rázuri fingió haber recibido una orden de Bolívar para que el escuadrón Húsares del Perú atacase a Canterac; Isidoro Suárez, el valiente militar argentino que lo comandaba creyó la falsa orden y, sin pensarlo dos veces, se lanzó al ataque. Los realistas, que no esperaban la embestida, se desconcertaron, pero como los Húsares del Perú seguían avanzando y alanceando, no tuvieron más remedio que retroceder. Canterac, tan desmoralizado como sus jinetes, se batió en franca retirada en dirección al sur.
Al terminar la batalla, el Libertador felicitó a los Húsares del Perú y, por haber alcanzado la victoria en esa pampa, hizo que de allí en adelante se llamaran Húsares de Junín, nombre que hasta hoy conserva ese glorioso regimiento peruano.
La batalla de Junín del 6 de agosto de 1824 levantó la moral del ejército patriota, elemento decisivo, en la siguiente batalla de Ayacucho. El general Sucre, que marchaba al frente de la infantería, cuando llegó al campo de Junín escuchó los gritos de alegría por el triunfo.